Los indicadores económicos de los dos últimos años en España (desempleo ligeramente a la baja o mayores ingresos familiares) es un espejismo para el retrato social que hace Cáritas de la población española más vulnerable. En su Memoria de 2015 presentada ayer, la ONG alerta que a pesar de que se atendieron a menos hogares se intensificó la gravedad de las familias en situación precaria.

"Son unas 200.000 atendidos menos en el ámbito español que recibieron ayudas de Cáritas en 2015. Hay una estabilización a la baja. Hay más familias con ingresos que ya no nos necesitan pero la situación de las personas a las que no llega esta mejoría empeora mucho", indicó el secretario general de la ONG, Sebastián Mora, durante la presentación del informe.

"Las personas atendidas, un  total de 1.974.358, equivalen a número de hogares, ya que quien acude a la ONG, es un único miembro de la familia", explica a 20minutos Raúl Flores, del Equipo de Estudios de Cáritas.

El descenso del número de atendidos se justifica, según Cáritas, en la caída del número de hogares sin ingresos por debajo de los 700.000 por primera vez desde 2013 o la bajada de la tasa de desempleo del 25 al 20%.

Sin embargo, estos datos contrastan de lleno con las partidas que se destinaron a ayudar a las familias: se incrementaron un 3% en 2015 de forma que fueron necesarias una media de 7,4 ayudas por cada hogar beneficiario.

Según el secretario general de la ONG esto indica que "siguen siendo muchas las personas que viven excluidas y empobrecidas con mayor intensidad".

Para la organización no gubernamental el escenario actual es peor que el existente en los peores años de la crisis, si se tiene en cuenta que desde 2011 la cantidad de ayudas aportadas a las familias para intentar cubrir sus necesidades básicas se ha incrementado un 40%.

El responsable de Cáritas aseguró que antes "había familias que pedían que les pagáramos la luz, ahora las que viene a nosotros nos piden ayuda para pagar la luz, el colegio y las medicinas".

El número más llamativo se manifiesta en el crecimiento de familias monoparentales, que representan el 19% de las que acudieron a la ONG. Estos hogares aumentaron un 5% en el último año, y un 90% si nos remontamos a 2011.

Cáritas también subraya el crecimiento en un 6% de las personas solas (se engloba dentro de las familias atendidas y representan un 27%). Para valorar este subida, la ONG vuelve a compararlo con 2011: desde entonces la atención a estas personas ha crecido un 50%.

Las que sí no han experimentado un cambio interanual son los hogares con hijos, que representan el 42% del total. Tampoco se modificó el porcentaje de parejas sin hijos que se mantiene en un 6%.

Atendiendo a la nacionalidad, aproximadamente, el 50% de los beneficiarios eran españoles y la otra mitad extranjeros.

Para atender a todas estas personas en 2015, Cáritas contó con 328,6 millones de euros invertidos en programas sociales. Más de un 91% fueron destinados a proyectos sociales en España.

En cuanto a la procedencia de los ingresos, el 72,39 por ciento proceden de aportaciones privadas y el 27,61 por ciento de fondos públicos.

Mora manifestó que dadas las cifras negativas "no son tiempos para relajar la ayuda ni la inversión, sino más bien todo lo contrario" y reclamó a los partidos que sitúen en sus discursos y pactos la situación de las personas empobrecidas y vulnerables, como refugiados y migrantes.

El representante de Cáritas lamentó el efecto negativo que está provocando "la falta de estabilidad política y de un Gobierno que legisle".

Por apartados, la entidad católica sigue destinando un mayor volumen de recursos a Acogida y Asistencia (86 millones, un 26,20%), el cual registró un ascenso del 22% con respecto al año anterior y benefició casi a un millón de personas (frente a los 1,2 millones alcanzados en 2013 y los 300.000 de antes de la crisis, entre 2007 y 2008).

Desde este programa de Acogida se analiza las necesidades de cada persona en situación de vulnerabilidad y se le deriva a las ayudas pertinenentes. Estas puede ser desde económicas (necesidades básicas como alimentos, pago de facturas o ropa) hasta de empleo, formación o salud.