Un tetrapléjico estadounidense recupera movilidad gracias a un implante en el cerebro

  • Bill Kochevar ha logrado agarrar una taza y acercársela a la boca, algo que no podía hacer desde que tuvo un accidente hace ocho años.
  • Los investigadores le han insertado en la corteza motora 96 electrodos, cada uno de ellos del tamaño de una aspirina infantil.
  • "Es mejor de lo que pensé", afirma el paciente, de 56 años.
Bill Kochevar, estadounidense que quedó tetrapléjico al sufrir un accidente de bicicleta en 2006.
Bill Kochevar, estadounidense que quedó tetrapléjico al sufrir un accidente de bicicleta en 2006.
Case Western Reserve University/Cleveland FES Center
Bill Kochevar, estadounidense que quedó tetrapléjico al sufrir un accidente de bicicleta en 2006.

Bill Kochevar, que quedó tetrapléjico a causa de un accidente de bicicleta, ha sido capaz de mover el brazo y la mano del lado derecho gracias a una nueva tecnología, en fase experimental, que permite a su cerebro enviar señales con la ayuda de un ordenador. Este avance requiere de un implante en el cerebro y el brazo.

Gracias a esta técnica, aunque con movimientos lentos, Bill ha conseguido agarrar una taza, llevársela a los labios y beber a través de una pajita, algo que no había podido hacer desde hace ocho años. También ha logrado rascarse la nariz con una esponja atravesada por un mango y comer una cucharada de puré de patatas de un bol.

"Para alguien como yo, que lleva lesionado ocho años, moverse ese poco es impresionante. Es mejor de lo que pensé", explica este estadounidense de 56 años. Él es el centro de una investigación liderada por la Universidad Case Western Reserve y el Centro Médico del Hospital Universitario de Cleveland y cuyos resultados se publican este martes en la revista The Lancet.

"Esto abre camino para la comunidad que investiga las lesiones de la médula espinal. Es un paso importante hacia la restauración de una cierta independencia", subraya Bob Kirsch, presidente del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Case Western Reserve y autor principal de la investigación.

Jonathan Miller, profesor asistente de Neurocirugía en la Escuela de Medicina de la misma universidad lideró un equipo de cirujanos que implantó dos matrices de 96 electrodos —cada uno del tamaño de una aspirina infantil— en la corteza motora de Bill, en la superficie del cerebro.

Las matrices registran las señales cerebrales creadas cuando el hombre imagina el movimiento que pretende hacer. La interfaz cerebro-ordenador extrae información de esas señales y pasa la información para dar la orden al sistema de estimulación eléctrica.

A medida que ha ido practicando los movimientos, los investigadores han ajustado los patrones de estimulación para aumentar sus habilidades. Este hombre puede hacer que cada articulación de su brazo derecho se mueva individualmente y simplemente pensando en una tarea como alimentarse o beber, los músculos se activan de una manera coordinada.

Para superar la gravedad que de otro modo le impediría levantar el brazo y llegar a los objetos, Bill utiliza un brazo móvil de apoyo, que también está bajo el control de su cerebro.

Antes de dar este paso, el paciente aprendió a usar sus señales cerebrales para mover un brazo de realidad virtual en una pantalla de ordenador. A medida que su habilidad para hacerlo mejoró a lo largo de cuatro meses de entrenamiento, los investigadores creyeron que sería capaz de controlar su propia extremidad.

Ocho años de atrofia muscular requieren además rehabilitación, por lo que los investigadores ejercitaron el brazo y la mano de Bill con patrones cíclicos de estimulación eléctrica.

Cuando se le pregunta cómo describiría el proceso, Bill responde: "Estoy haciendo que se mueva sin tener realmente que concentrarme mucho en ello. Sólo pienso... y funciona".

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