Elizabeth Drayson: «Boabdil, último sultán de Granada, podría ser un héroe para nuestros tiempos»

Elizabeth Drayson

¿Quién no ha oído alguna vez la famosa frase «llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre» que según la leyenda dedicó la madre de Boabdil a su hijo tras la caída de Granada? El imaginario cultural español construyó una visión del último monarca del reino nazarí de Granada como un cobarde y un traidor. Este año ha llegado a España el libro El último sultán. Boabdil y el fin de Al-Ándalus (traducción de Antonio Iriarte, Pasado & Presente, 2018) de la catedrática de español del college de Peterhouse de la Universidad de Cambridge Elizabeth Drayson, cuya visión lo cambia todo. Drayson bucea en las fuentes contemporáneas, mayoritariarmente cristianas, y reconstruye la imagen de un Boabdil como un estadista de talla, comparable a grandes líderes medievales como Saladino. Y, entre líneas, deja ver que el reino de Granada, con sus problemas, puede servir de ejemplo para nuestro presente.

El Boabdil que presenta en El último sultán es muy diferente al que se conoce por las tradiciones españolas y árabes. Sorprende su visión caballeresca, comparable a la de Saladino, y la de visionario político que supo ver las ventajas de la capitulación ¿por qué ha llegado una visión tan despectiva del personaje histórico?

Uno de los aspectos más inesperados y notables de mis investigaciones sobre este tema ha sido la discrepancia entre la representación de Boabdil en las fuentes históricas y la imagen del personaje legendario en la tradición posterior. Las referencias al sultán en las fuentes contemporáneas y mayormente cristianas (hay solo una fuente árabe que se conserva) casi siempre le alaban por su valor, su brío, su sagacidad, y por sus anhelos de paz. Cuando Fernando e Isabel consultaron a sus consejeros sobre lo que debían hacer con Boabdil después de su captura en la batalla de Lucena, Alonso de Cárdenas les avisó que el poder de los moros no fue nada sin el sultán a quien amaban y que más deseaban. Boabdil fue admirado fuera de España también: el historiador italiano Pedro de Anglería, escribiendo en las décadas después de 1492, notó la ironía del exilio de Boabdil en  África del norte, donde se hizo súbdito de reyes débiles cuando él había sido «·grande y espantoso a todos los españoles».

Su caracterización como monarca débil, cobarde y traidor tiene su origen después de la caída del reino nazarí, en la leyenda del último suspiro del moro, y en una obra que gozó de gran éxito, las Guerras civiles de Granada escrita por el zapatero murciano Ginés Pérez de Hita en 1595. En esta narrativa, a Boabdil se le demoniza como tirano violento y cruel con una sed de decapitar. La imagen negativa del último sultán conquistado por los cristianos victoriosos se hizo muy difundida hasta que el norteamericano Washington Irving la desmintió e intentó dibujar un retrato mucho más simpático del monarca nazarí.

¿Es otra buena prueba de lo problemática que es la relación de los españoles con su historia? ¿Deberíamos incluir a Boabdil como un referente histórico para este siglo?

Creo que es verdad que los españoles tienen una relación conflictiva con su pasado, que en el fondo tiene que ver con la cuestión controvertida de la identidad nacional. Este dilema tiene sus raíces en la Reconquista, en particular en la conquista de Granada y la caída del último reino musulmán en la península. En cuanto a Boabdil como referente histórico, su vida y su contexto histórico tal y como se ven en mi libro sugieren la posibilidad de considerar y de interpretar estos acontecimientos históricos y este personaje tan trascendentales para la historia moderna del país desde nuevas perspectivas.

[Al-ANDALUS A DEBATE: Al-Andalus y Narciso | Cuando fuimos árabes]

Si tuviera que destacar un solo elemento de Boabdil, ¿qué diría?

Para mí, el elemento de Boabdil que más destaca sería su deseo siempre de seguir un camino pacífico cuando fue posible, de negociar en vez de matar, y de reconciliar y hacer arreglos en vez de manejar la espada. En esto, fue un sultán poco convencional.

¿El reino nazarí fue la sublimación de Al-Andalus, su mejor versión? ¿Pudo compararse con el Califato de Córdoba?

Culturalmente creo que sería difícil superar la magnificencia del califato de Córdoba, el cénit de la civilización hispano-musulmana, aunque el reino nazarí se le aproxima. El califato cordobés existió en la época dorada del Islam hispánico medieval, cuando la vida política y cultural de los musulmanes crecía, y no había amenazas de reconquista. En el caso del reino nazarí, el último baluarte del Islam en la península, vemos una sociedad menguante en estado de vigilancia perpetua, temerosa de los avances cristianos. Su triunfo cultural más esplendoroso, la Alhambra, palacio y fortaleza, a diferencia de la mezquita de Córdoba con clara función religiosa, tiene más resonancia simbólica. Su belleza legendaria sí pudiera considerarse una representación de la sublimación de Al-Andalus, intensificada por ser el paradigma de la conquista o de la caída de Granada en 1492.

¿Hubo una tolerancia real entre las tres culturas en la Granda de aquella época?

En efecto, no, porque no habían cristianos originarios de Granada viviendo en el reino, que fue un estado enteramente islámico y de habla árabe. Sí había tolerancia entre los musulmanes y judíos granadinos, y en las capitulaciones para la entrega de la ciudad a Fernando e Isabel, Boabdil intentó asegurar los mismos derechos para los musulmanes y judíos de su reino. En la frontera entre los reinos cristianos y el reino de Granada, tanto imaginaria como física, existieron relaciones tolerantes entre los dos lados, que comerciaban y comunicaban entre sí y lo alternaban con temporadas de conflicto y violencia.

Como historiadora y con la perspectiva que da el tiempo, ¿la caída del reino de Granada fue un hecho positivo o negativo?

Pues, siendo inglesa, soy consciente de que no tengo la perspectiva de una persona española, aunque tal vez esto me dé cierta distancia y objetividad. Sin duda, el clima político del reino nazarí fue de una inestabilidad precaria, y lo había estado durante casi toda su existencia. Sin embargo, al mismo tiempo, existían conflictos algo parecidos entre los reinos cristianos medievales de España, e incluso actos semejantes de traición, violencia y conspiración en Inglaterra en el siglo quince durante el reinado de Ricardo III.

En cuanto a la caída del reino de Granada, claro que fue un hecho muy positivo para los Reyes Católicos, que vieron la culminación exitosa de su reconquista anhelada y el establecimiento de su poder por todo el país. Para los musulmanes, resultó ser un acontecimiento desastroso, que sigue lamentándose en la poesía árabe hoy. Se ha propuesto que esta última guerra de Granada fue en efecto una guerra civil entre dos grupos de habitantes antiguos de la península. Visto con la perspectiva que da el tiempo, quizá lo que se perdió sobrepasara lo que se ganó. Se perdió aquella creatividad transcultural fecunda nacida de la conquista musulmana de España. La sociedad española, donde había existido cierta coexistencia entre musulmanes y judíos, y entre cristianos también en muchos lugares, aunque con algunas tensiones también, se hizo una sociedad de continuado enfrentamiento hasta la expulsión de los moriscos en 1609. España se convirtió en un país cerrado, con una sola religión, y un solo lenguaje.

Representación de Boabdil en el videojuego Assassins Creed (UBISOFT)

Establece el paralelismo de aquella época con la actual con las tensiones actuales entre islam y occidente, ¿qué podíamos aprender del reino nazarí en este aspecto?

Esto es un asunto delicado. Muchos lugares europeos de hoy manifiestan una parecida hostilidad mutua entre cristianos y musulmanes, y un deseo entre ciertas personas de expulsar o de reprimir a los musulmanes en la sociedad contemporánea. Se ha sugerido que la caída de Granada fue precursor de la depresión y la crisis del mundo musulmán. ¡Esto no quiere decir que Granada tenga la culpa! Todo lo contrario, subraya la enorme importancia de Granada hoy como modelo ejemplar del multiculturalismo. ¿Se puede aprender algo del reino de Granada en el contexto de las tensiones actuales entre islam y occidente? Pues, a mi modo de ver, se puede notar que la violencia inter-religiosa e interracial nunca tiene buen fin. Negociar, hablar, y llegar a un arreglo pueden salvar muchas vidas.

¿Deberíamos los españoles ondear con más orgullo el pasado andalusí? ¿No cree que puede resultar difícil y conflictivo en los tiempos que corren?

Me parece que esto es un tema que puede despertar reacciones intensas y opuestas. El pasado andalusí se enfocaría necesariamente en la civilización sofisticada y cultivada que desarrollaron los musulmanes andalusíes durante más de setecientos años. Esta civilización iluminó el mundo medieval, no sólo de España sino también de Europa, en virtud de sus conocimientos avanzados de las ciencias, la agricultura, la medicina, las artes y la filosofía. La herencia andalusí vive aún en forma visible, innegable e impresionante. ¿Cómo no sentirse orgulloso de un patrimonio tan magnífico?

Pero la cosa es complicada. Al mismo tiempo, Boabdil y la caída de Granada en 1492 tienen suma importancia en la historia de España y de Europa, y ahora, al revalorar este momento histórico, el sultán se puede considerar como un héroe para nuestros tiempos. Desafortunadamente las antiguas hostilidades religiosas han vuelto a aflorar, intensificadas por los crímenes terroristas y agravadas por la inmigración ilegal. Y es difícil separar cultura y religión. Sin embargo, yo creo que la acogida y aun la celebración del pasado andalusí puede sembrar las semillas del reconocimiento del valor y poder de la sociedad multicultural.

La supongo al tanto de la actualidad española, ¿qué valoración hace de la aparición de un partido de extrema derecha como Vox en el parlamento andaluz, que retoman el uso y el recuerdo del término Reconquista?

La presencia de VOX en el parlamento andaluz me sorprende mucho. Al parecer, en vez de unir a los españoles, que es una de las propuestas principales del partido, los ha dividido, como se nota claramente en el caso de los cinco mil manifestantes que han colapsado el tráfico en el centro de Granada el otro día para protestar contra los resultados de las elecciones andaluzas y el éxito de VOX. Su uso y recuerdo del término Reconquista hace eco de la retórica no solo del franquismo sino también del nacionalismo católico de hoy. Y es precisamente la noción de Reconquista la que es el meollo del problema de la identidad histórica española. La percepción de esa identidad como definida por el catolicismo excluye el pasado andalusí y niega la importancia e incluso la presencia de los musulmanes hispano-árabes de la edad media. Es una versión de la historia española concebida desde la perspectiva de los cristianos conquistadores del año 1492 y más allá. En El Último Sultán vemos el revés de la moneda, la historia de la conquista desde el punto de vista de Boabdil y su gente. En realidad yo creo que es posible reconciliar puntos de vista opuestos. La identidad histórica de España es multicultural, con rasgos europeos, árabes y judíos entre otros, que juntos crean su extraordinaria y rica singularidad.

Puedes seguirme en Facebook, Twitter y Goodreads.

Si te ha gustado esta entrada, quizá te interese…

• Sebastián Roa: “Los andalusíes fueron los ‘peshmergas’ del siglo XII”
• Madrid islámico: recuperar la memoria

Tags: al andalus, boabdil, elizabeth drayson, entrevista, granada, historia, islam, reino nazarí de Granada | Almacenado en: siglo XV