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Ignacio Aguado abandona el barco de Ciudadanos: el 'doble' de Rivera que llegó al gobierno de Madrid con Ayuso

El candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, interviene en el cierre de campaña de Ciudadanos en el Parque Alfredo Kraus en Madrid 24 mayo 2019, Ciudadanos, Madrid, Rivera Eduardo Parra / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 24/5/2019
 Ignacio Aguado durante la campaña electoral de Ciudadanos en 2019. 
Europa Press
El candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, interviene en el cierre de campaña de Ciudadanos en el Parque Alfredo Kraus en Madrid 24 mayo 2019, Ciudadanos, Madrid, Rivera Eduardo Parra / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 24/5/2019

Tras 9 años a bordo, como militante, y un año y pico después de que dejara todos sus cargos orgánicos e institucionales en pleno naufragio naranja, Ignacio Aguado abandona definitivamente el barco de Ciudadanos. Quien fuera vicepresidente de la Comunidad de Madrid y líder del partido en la región, ha anunciado este lunes que se da de baja como afiliado por dos motivos: la no dimisión de Inés Arrimadas y el resto de la dirección nacional y la tampoco convocatoria de un congreso extraordinario para abordar la catarsis de la formacióncada vez más empequeñecida por la espiral de malos resultados electorales. 

Aguado nació en el barrio madrileño de Estrella, en 1983. Allí, conoció a sus mejores amigos, "a los de toda a vida", y dedicó "muchas, muchas horas" a su deporte favorito: el waterpolo, tal y como escribió de su puño y letra en una carta de presentación en Cs. Al entrar en la Universidad, tuvo que jubilar el gorro y la piscina para centrarse en sacar adelante tres carreras simultáneamente: Derecho, Administración y Dirección de Empresas y Ciencias Políticas. Amante de la política, también empezó a participar en debates universitarios. 

De escribirse una biografía sobre Albert Rivera, posiblemente podrían reciclarse muchos párrafos: el futuro de líder del partido liberal compartía generación (1959), practicaba un deporte acuático, estudiaba para ser abogado y como Aguado, en su juventud coqueteó con el Partido Popular, sin acabar de implicarse del todo. Casualidades.

Por su parte, acabada la carrera, Aguado completó sus formación con dos postgrados en comunicación política e institucional y en negocio energético. 'El eterno estudiante'- como el mismo reconoció que le llamaba su novia en una entrevista de Mariano Gasparet- trabajo durante 7 años en el sector energético: primero, en el área de Regulación y Relaciones Institucionales y posteriormente, como responsable del departamento de Inteligencia de Negocio y Planificación Operativa de una multinacional. 

En 2013 se afilió a Ciudadanos. A inicios del año siguiente, fue elegido por el resto de afiliados como portavoz de la renacida Agrupación de Madrid de Ciudadanos. Y dos años más tarde, en 2015, se presentó a las elecciones autonómicas. Aquel año, logró entrar en el Parlamento madrileño y brindó sus apoyos al Ejecutivo del PP liderado por Cristina Cifuentes

En 2019 volvió a presentarse a los comicios autonómicos. Esta vez con más suerte, pasando de 17 a 26 diputados, Aguado se convirtió en vicepresidente del primer gobierno de coalición de la historia de la Comunidad de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso (PP) al frente y el respaldo de Vox desde la oposición. "Un equipo, un único equipo", como lo bautizó Ayuso en su discurso de investidura, cuya plantilla contaría con rostros de PP y Ciudadanos casi por igual ratio.

Un matrimonio de conveniencia fallido

La candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, saluda al candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, durante el pleno de investidura del presidente de la Comunidad de Madrid.
La candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, saluda al candidato de Cs, Ignacio Aguado, durante el pleno de investidura en julio de 2019
Europa Press

No obstante, los problemas llamarón a la Puerta del Sol casi desde el inicio de la legislatura. El espaldarazo de los naranjas a la comisión de investigación en la Asamblea vallecana sobre Avalmadrid que solicitó la izquierda para investigar las informaciones que se vertían sobre la concesión de un crédito financiero al difunto padre de la presidenta, desató las iras de los populares. Aunque solo iba a tratarse del primero de muchos desencuentros en el matrimonio de conveniencia con Aguado...  

Por citar algunos otros, durante la pandemia, Aguado propuso que las personas vacunadas con las dos dosis contra el coronavirus pudieran moverse libremente por todo el territorio nacional, una idea que Ayuso no tardo en despachar. Tampoco hubo consenso respecto a Telemadrid. La regidora era partidaria de aplicar mayor austeridad a la cadena pública y Aguado, por contra, se opuso diciendo que "lo que funciona no hay que tocarlo". 

Murcia: el principio del fin 

Nada fue comparable a lo ocurrido en Murcia. Y todo en cuestión de horas. Para evitar que la moción de censura de Ciudadanos y el PSOE en la región que todavía gobierna el popular López Miras se replicase en Madrid, Ayuso disolvió la Asamblea, cuando la Mesa -presidida por Cs- calificaba las mociones de censura presentadas, y convocó por sorpresa elecciones anticipadas. Hasta aquí el gobierno de coalición. 

De cara a los nuevos comicios, Aguado decidió echarse a un lado para dejar que encabezase la lista naranja otro candidato, en este caso el portavoz adjunto de la formación en el Congreso de los Diputados, Edmundo Bal. El resultado de las famosas elecciones del 4M fue un desastre y confirmó el declive que la formación empezó a experimentar en Cataluña y que, en 'efecto dominó', le hizo perder todas sus fichas autonómicas. Desde Castilla y León hasta Andalucía. 

Fue entonces cuando el exvicepresidente madrileño, mantenido en la sombra hasta la fatídica noche del pasado 19 del junio, rompió su silencio para pedir cabeza de Arrimadas: el medio millón de votos perdidos en Andalucía, último bastión que le quedaba al partido, exigía -a su juicio- "la dimisión inmediata de toda la Ejecutiva, la convocatoria de un Congreso extraordinario urgente y la conformación de una gestora hasta su celebración". 

En la sede de Alcalá han hecho caso omiso a sus recetas y el exvicepresidente, en consecuencia, ha decidido romper su carné de afiliado. "Con una enorme pena, pero también con la cabeza alta" tras casi una década al servicio del partido ha trasladado su agradecimiento por redes sociales a sus compañeros de filas y ha saltado a tierra.

 

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