Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Carrera espacial de millones de dólares

Jeff Bezos.
Jeff Bezos.
LA INFORMACIÓN
Jeff Bezos.

Durante la guerra fría, la conquista del espacio fue considerado un tema de geopolítica y de orgullo nacional. Dos potencias rivales que hicieron de la llegada del hombre a la Luna una cuestión de Estado. Y ahí estuvieron dedicando talento y fondos para lograr poner en órbita las primeras naves. Con la caída de la URSS, el accidente del Transbordador espacial Challenger y la crisis de Irak, la carrera espacial dejó de ser una prioridad. Y fue la iniciativa privada la que tomó el relevo.

Ahora son las empresas privadas las que rivalizan por lograr pasar a la historia como las primeras que consiguieron llevar turistas al espacio: los vuelos turísticos es el gran hito que todas intentan lograr y un filón empresarial, un negocio que esperan que explote de aquí a unos años. Pero lo hacen, claro, quienes pueden permitirse una inversión así en un momento tan delicado: las grandes fortunas. En este caso el fundador de Amazon, Jeff Bezos, el de Tesla, Elon Musk y Richard Branson, de Virgin. Branson parece que ha perdido fuelle en estos meses y realmente la batalla espacial se libra ahora mismo entre Bezos y Musk. Ambos llevan invertidos millones de dólares en sus respectivos cohetes, haciendo pruebas y vuelos que cuestan miles de dólares en cada prueba y en cada fallo.

Más de 6 mil personas han pujado por ir y, ahora mismo, ese asiento cotiza ya a casi 3 millones de dólares

Y parece que a la empresa de Bezos, Blue Origin, las cosas le han salido algo mejor y han cogido una ventaja clave. El lunes el propio Bezos anunciaba que tiene ya fecha para ese primer viaje, 20 de julio, y que, en ese primer vuelo privado espacial, irán él y su hermano. "Llevo soñando con ello desde que tenía 5 años". El cohete, tripulado, tiene 6 asientos disponibles. Dos ya sabemos que los ocuparán los Bezos, pero ni una pista de quién ha pagado una fortuna por un viaje que durará apenas unos minutos. Eso sí, con unas vistas imbatibles: ver la Tierra desde el espacio tiene que ser una sensación irrepetible. Se han vendido, que se sepa, 3 asientos, y el sexto se ha puesto a subasta. Y las cifras son mareantes. Más de 6 mil personas han pujado por ir y, ahora mismo, ese asiento cotiza ya a casi 3 millones de dólares.

Este es nuestro hogar y le queda poco para seguir siéndolo si no ponemos de nuestra parte

Elon Musk, estoy convencida de que contraatacará y anunciará en breve que su cohete está también listo para volar, aunque los últimos ensayos han sido un enorme fracaso: costaba que despegaran y aterrizaran sin incendiarse. La pena es que se estén gastando auténticas fortunas en desarrollar una industria tan elitista. Y que no se haya destinado todo ese conocimiento, desarrollo y talento a mejorar el planeta que quieren ver a unos 100 kilómetros de distancia: cuando estén ahí arriba, en un estado de ingravidez, sintiéndose absolutamente privilegiados y admirando este maravilloso planeta, piensen en qué pueden hacer por protegerlo y cuidarlo. Porque lo necesitamos todos, no solo los que pueden pagarse un asiento en ese cohete. Este es nuestro hogar y le queda poco para seguir siéndolo si no ponemos de nuestra parte. 

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