Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana: las mujeres reivindican su espacio en el Museo del Prado

  • La pinacoteca madrileña dedica una exposición a estas dos pintoras clave de los siglos XVI y XVII.
  • Con ella se quiere sentar precedente para recuperar el nombre de otras mujeres artistas invisibilizadas.
Autorretrato ante el caballete Sofonisba Anguissola. Óleo sobre lienzo h. 1556-57. Polonia, The Castle – Museum in Lancut
Autorretrato ante el caballete Sofonisba Anguissola. Óleo sobre lienzo h. 1556-57. Polonia, The Castle – Museum in Lancut
CORTESÍA MUSEO DEL PRADO
Autorretrato ante el caballete Sofonisba Anguissola. Óleo sobre lienzo h. 1556-57. Polonia, The Castle – Museum in Lancut

Fueron dos mujeres fundamentales para la historia del Arte de la segunda mitad del siglo XVI y, por fin, el Museo del Prado reconoce su talento y les hace justicia dedicándoles una exposición: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras que, sin lugar a dudas, sentará un precedente para recuperar el nombre de otras artistas que han quedado invisibilizadas a lo largo de los siglos.

Así lo ha reconocido el director de la pinacoteca, Miguel Falomir, quien ha declarado este lunes durante la presentación que con esta muestra se quiere "subsanar una deficiencia que, por desgracia, no está solo en el Prado sino en todos los museos. Entonamos el mea culpa, apostamos por naturalizar la presencia de las mujeres artistas en el Prado e iniciamos nuestro propósito de enmienda, que continuará el próximo 2020 con una gran exposición dedicada a mujeres artistas pero también a la visión de la mujer en las pinturas ejecutadas por hombres".

Sofonisba y Lavinia nacieron y se formaron en las ciudades italianas de Cremona y Bolonia, respectivamente, y aunque partieron de perfiles familiares y biográficos distintos en ambos casos el papel paterno fue fundamental para condicionar sus respectivas carreras artísticas. Anguissola, perteneciente a una familia de la pequeña nobleza formada por seis hermanas, encontró en la pintura un modo de alcanzar una buena posición social. Practicó sobre todo el retrato y fue contratada como dama de compañía de la reina Isabel de Valois (tercera esposa de Felipe II de España), un cargo que ensombrecería, en parte, sus dotes como artista y que provocaría además que parte de su producción fuera atribuida a otros pintores.

Por su parte, Fontana, hija de pintor, fue la primera en ser reconocida como una profesional, traspasó los límites y géneros impuestos a las mujeres de su época y tuvo una producción amplia y variada donde destacaron el retrato, la pintura religiosa y también la mitológica. De hecho, su imponente Minerva desnuda (1604-5), una de las obras con la que se abre la exposición, es toda una declaración de intenciones por parte de la artista.

"Se aleja de la pintura de devociones, del retrato de flores o las naturalezas muertas que se esperaban de una pintora de aquella época. Abordar por primera vez un desnudo, con lo que eso significaba en el tiempo que se pintó y alejado de las enseñanzas que recibían las mujeres a nivel académico, es toda una declaración de intenciones", ha señalado la comisaria Leticia Ruiz, jefa del departamento de Pintura Española hasta 1500.

La muestra, que recorre el trabajo de ambas artistas en la sala C del edificio Jerónimos hasta el 2 de febrero, reúne un total de 65 obras de las que 56 proceden de una veintena de colecciones europeas y americanas (se estima que las obras registradas de Anguissola en la actualidad ronda el medio centenar mientras que las pinturas de Fontana superan el centenar y medio). "Esta es la primera ocasión en que el trabajo de ambas coincide. Mostramos un grupo de pinturas de calidad extraordinaria y al nivel de sus coetáneos masculinos", asegura Ruiz.

Para la comisaria, esta muestra supone una oportunidad para admirar el trabajo de dos pintoras magníficas cuyas figuras se fueron desdibujando a lo largo del tiempo. "Son las dos pintoras más importantes del Renacimiento europeo pero transitaron por la pintura de forma muy distinta. Dos mujeres que trazaron dos peldaños sucesivos no solo por su magnífica producción artística, sino por dar visibilidad da las prácticas artísticas de las mujeres de su época. No fueron las primeras en pintar, pero en un siglo tan importante para el arte como el XVI sus méritos fueron altamente reconocidos".

Por su parte, Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, recalcaba además que este merecido homenaje a Fontana y Anguissola supone "un acto mínimo de justicia hacia todas esas artistas anónimas o pintoras 'fantasma' rescatando la figura de estas dos mujeres que desafiaron a su época. Mujeres que, además de hijas, madres y esposas, eligieron ser también artistas".

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