Jonathan López-Vera, autor de ‘Historia de los samuráis’: «El mito samurái es tan atractivo que resulta muy complicado no dejarse llevar»

Estatua del samurai Kusunoki Masashige en Tokio, Japón.

Estatua del samurai Kusunoki Masashige en Tokio, Japón (PIXABAY).

¿Un libro de historia de los samuráis sin hablar de bushido o de ninjas? Esa es precisamente la apuesta de Jonathan López-Vera (Barcelona, 1977), graduado en Estudios de Asia Oriental en la Universitat Autònoma de Barcelona y autor de la web historiajaponesa.com, en su reciente obra Historia de los samuráis (Satori, 2016). La apuesta, además de por la divulgación para el gran público, es por la diferenciación entre mito e historia. Y no siempre es fácil.

¿Puede la historia derrotar a esos míticos guerreros de honorable código y afiladas espadas que hemos visto en el cine, el manga o en la literatura? ¿Esos colosos a los que cientos de aficionados intentan emular en gimnasios de todo el mundo? «El mito samurái es tan atractivo y sugerente que resulta muy complicado no dejarse llevar por él«, asegura este historiador.

«Los capítulos del libro son historia pura y dura», explica el autor, «y en el epílogo me dedico más a lo cultural y a cómo ha sido construido el mito». «Lo hice así para que los que son muy aficionados a las artes marciales y tienen muy mitificada la figura del samurái no me cogieran manía desde el principio», confiesa divertido, «pero como historiador es lo que tengo que hacer: si algo es un mito, se dice ya está«.


Dejé la construcción del mito del samurái para el epílogo para que los aficionados a las artes marciales no cogieran manía desde el principio


Un mito, por cierto, que aunque viene de muy lejos, tiene ingredientes que nos tocan de cerca. «Las raíces del mito samurái tiene un ingrediente en su construcción artificial el modelo de los cuentos de caballerías inglesas, como las leyendas artúricas«, explica. «A finales del siglo XIX, Japón se abrió al mundo y envió expertos de todos los campos a distintos países. Uno de ellos fue a Inglaterra y estudió su cultura y encontró esas leyendas de caballeros. Y se da cuenta de que esas historias y sus valores eran extrapolables a su casta de guerreros medievales».

Como muchos mitos europeos, el del samurái tiene algo que ver con el nacionalismo. «La mayoría de las cosas que creemos muy antiguas son construcciones del siglo XIX, como el tristemente conocido del Toro de la Vega«, desgrana este historiador. «En ese siglo se construyen las tradiciones y en Japón también fue así. Se obliga al país a abrirse al mundo y surge el movimiento nacionalista. Cuando no había otro, no tienes en quién reflejarte y no hay nacionalismo, pero cuando hay un otro sale el orgullo nacional y un pasado glorioso para reafirmarte», asegura. El mito nacía justo cuando el samurái histórico desaparecía.

Del mismo modo, mito nacionalista podría considerarse la tergiversación histórica de los combates de Cagayán en los que se decía que soldados españoles de Manila se enfrentaron a samuráis.  «Fueron en realidad unas escaramuzas entre barcos castellanos (…)  y wako, simples piratas chinos y japoneses», escribe el autor en su libro y achaca ese mito a una historiografía española de mediados del siglo XX, «poco dada al rigor histórico cuando este perjudicaba al orgullo patrio».


Toyotomi Hideyoshi es tan relevante como para jugar en la misma ‘liga’ que Napoleón o Carlomagno


«El mito samurái a mi me encanta», avisa López-Vera, que confiesa que llegó a él y a su interés por la historia de Japón gracias a una reposición de la serie Shogun en Telecinco (para que luego digan que de esa cadena no sale nada bueno) cuando tenía 13 años. «Parece que me lo quiero cargar con el libro y no es así en absoluto. Lo que reivindico es que hay que conocer qué es mito y qué es historia. Luego te pueden gustar o no».

En verdad, López-Vera no anda desencaminado y en su libro, que no quiere ser un «libro definitivo» sino una puerta de «entrada», da buena prueba de lo que dice. En la ‘historia’ de los samuráis hay siete siglos de batallas, intrigas, intentos de invasiones, grandes personajes con apasionantes biografías como Oda Nobunaga y Toyotomi Hideyoshi. Éste último, por cierto, objeto de la tesis doctoral del autor en un estudio comparativo con Felipe II: «Es un personaje lo suficientemente relevante como para jugar en la liga de Napoleón o Carlomagno».


Tenemos un eurocentrismo galopante y olvidamos que los chinos, en el 1000 a.C., ya estaban haciendo oposiciones al funcionariado


Bien, ya ha quedado claro el tema del mito y la historia. Pero, ¿por qué un lector del siglo XXI de España o Europa le debería interesar este tema? «Porque te obliga a salir del cascarón y te ayuda a ser más tolerante y abierto. No hay culturas mejores y otras peores, sólo son diferentes«, responde. «Estamos muy acostumbrados a pensar que el mundo es Occidente y nuestras formas son las mejores: hacemos un código y lo llamamos de derechos universales. Para nosotros, la historia empieza en Mesopotamia y la Historia va hacia el Oeste. ¿Y Asia? Japón aparece de repente en Pearl Harbour y China un poco antes en la Guerra del Opio. ¿Y qué hacía antes esta gente? Pues muchas cosas y muy grandes. Tenemos un eurocentrismo galopante y olvidamos que los chinos, en el 1000 a.C., ya estaban haciendo oposiciones al funcionariado».

La famosa embajada samurái a España

Desde hace tres años fuera el 400 aniversario de la famosa embajada Keicho que pasó por España, esta aventura histórica entre España y Japón ha sido muy celebrada y ha dado incluso, pie a varias novelas como El samurái de Sevilla, de Healy, o Ronnin, de Narla. «En el libro, le dedico a esta historia un capítulo porque esta obra está escrita en España y a nosotros nos parece lógicamente interesante, pero realmente es un episodio insignificante en la historia y un fracaso total. No fue el principio de las relaciones entre España y Japón como se vendió hace tres año; fue el final. Es lo mismo que el propio mito samurái, una construcción», explica.

Pero el mito está ahí y él mismo lo confiesa: «Yo también he ido a Coria del Río y me he hecho la foto con la estatua del samurái. Es una historia genial, pero hay que saber situarla históricamente».

Historia de los samuraisTres citas del libro…

«El 24 de abril de 1185 se produciría la última batalla de las guerras Genpei, la más famosa de la historia jponesa -junto con la de Sekigahar (…)- . Ese día, las más de setecientas embarcaciones de Minamoto -una especie de juncos de guerra- se aproximaron al estrecho de Shimnoseki (…), donde les esperaba una larga línea defensiva formada por la flota de los Taira, otras quiniestas embarcaciones de similares características (…). Cuando llegaron a una distancia apropiada, se produjo una lluvia de flechas…»

«(Sobre Toyotomi Hideyoshi) Esta es la historia de alguien que llegó a lo más alto desde el más humilde de los orígenes, algo no muy usual en la historia japonesa, una historia de grandes familias, largos pedigrís y rimbombantes apellidos».

«Todo el discurso y la teoría del bushido es en realidad algo muy nuevo, de poco más de un siglo, una ideología que se creó desde la revisión romántica e interesada del pasado y no basada en hechos históricos, pese a pretenderlo».

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2 comentarios

  1. Dice ser Sal o Morcillon

    Bueno que decir, que tiempos aquellos donde la palabra de uno y su honor lo eran todo y tenia el maximo valor para la sociedad.

    No como ahora que la palabra no vale nada, el honor y el valor se traduce en estupidez, arcaico, obsoleto y poco atractivo.

    VIVA LA AUTOCOMPLACIENCIA Y A LOS DEMAS QUE LES DON POR DONDE LES DUEL A 😉

    28 septiembre 2016 | 08:18

  2. Dice ser skalo75

    «Del mismo modo, mito nacionalista podría considerarse la tergiversación histórica de los combates de Cagayán en los que se decía que soldados españoles de Manila se enfrentaron a samuráis. “Fueron en realidad unas escaramuzas entre barcos castellanos (…) y wako, simples piratas chinos y japoneses”,»

    Me queda claro que al autor le molesta saber que 40 malnacidos pudieron con 1000 Ronins equipados con, las más que mitificadas, Katanas Japonesas.

    28 septiembre 2016 | 09:01

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