Cruce de caminos: dos viajeros, dos miradas, un mismo destino

Lámina incluida en el libro ‘Polinesia, el paraíso encontrado’. (Cedida por editorial Círculo de Tiza)

 Eva Serrano, directora editorial del interesante sello Círculo de Tiza nos describe en este artículo el concepto y libros de su apetecible colección Cruce de caminos. Libros que mezclan textos de grandes viajeros del siglo XIX y principios del XX en destinos tan fascinantes como las Islas Galápago, Constantinopla, Japón o Polinesia. Una oportunidad de viajar, en el tiempo y en el espacio, de la mano de Darwin, Melville, Kipling, Stevenson o Kavafis…


Cruce de caminos: dos viajeros, dos miradas, un mismo destino

Por Eva Serrano | directora editorial de Círculo de Tiza

La colección Cruce de Caminos se origina en la idea de que un relato es siempre la mirada de un autor.  El escritor lleva  consigo su propia biografía y es sobre esa historia personal desde donde construye lo que ve y lo que siente.

El viajero inicia su andadura con su propio bagaje a cuestas, con sus experiencias previas, con su ideología, sus costumbres, las imposiciones que suponen sus orígenes y todos los conflictos agazapados en ese pasado.  De esta forma, el destino no es lo principal. El relato se construye mucho antes de comenzar; ¿Qué lleva a un ser humano a dejar el territorio conocido para sumergirse en una realidad que no es la suya, en un territorio del que apenas tiene más noción que sus lecturas, su curiosidad y, tal vez, la necesidad de escapar de sí mismo?  ¿Porqué ese lugar y no otro?  ¿Cómo se eligen los elementos que dirigen su mirada hacia unos objetos o sucesos concretos obviando otros?

Esta colección aspira a reflejar los viajes físicos, pero también los interiores de los grandes viajeros del siglo XIX y principios del XX, cuando el mundo era aún un territorio por descubrir, cuando la aventura era en sí misma una peripecia vital.  De esta manera, el lector asiste a los hitos que marcan el inicio de una nueva era.  La búsqueda de lo desconocido, por motivos científicos, colonizadores o puramente literarios permite mostrar que no existe un lugar, existen distintas maneras de mirarlo y de vivirlo.  La idea de juntar dos textos sobre un mismo espacio y un mismo tiempo en un solo libro es totalmente original y no había hecho hasta ahora.  Todos los libros se acompañan de imágenes e ilustraciones de la época, fechadas y con información bibliográfica,  que ayudan a la contextualización de los relatos y aportan también una valiosa información sobre el lugar que se describe. Las ediciones están especialmente cuidadas, y cada libro es en sí mismo una joya literaria y un objeto para atesorar.

En las Las Encantadas, Darwin con su mirada visionaria de científico aun en sus inicios, descubre en las Islas Galápago (o Islas Encantadas según el nombre de los navegantes españoles), una fuente primigenia de conocimientos y maravillas que le llevaría, muchos años después, a escribir la Evolución de las Especies. Melville, en cambio, es ya un hombre cansado y desencantado, tripulante de un ballenero, que en el mismo lugar y casi en el mismo tiempo, ve sólo monstruos y pesadillas.

En Japón, paisaje del alma, Rudyard Kipling relata con un asombro no exento de paternalismo colonial el exótico Japón en una de las escalas de su vuelta al mundo.  Sus textos cargados de anécdotas sobre las costumbres del pueblo japonés, contrasta con el Código del Bushido o Samurai, contado por Inazo Nitobe, japonés educado en Lovaina y residente de Estados Unidos, nieto él mismo de un Samurai, quien aspira a que el mundo occidental entienda la filosofía milenaria de un concepto moral incomprensible para sus habitantes de su nuevo país.

En Constantinopla, eterno viaje a Ítaca, Téophile Gautier, poeta, fotógrafo y periodista, máximo representante del movimiento simbolista traslada en palabras el exotismo y la magia de una Constantinopla ya decadente, con un lenguaje cargado de imágenes, mientras que los poemas bizantinos de Kavafis aportan la grandiosidad y el poder de una ciudad que fue la capital del mundo antiguo.

En Polinesia, paraíso encontrado, se confrontan la belleza del descubrimiento del paisaje desconocido  de Hawai y Tahití, que ofrece una valiosísima información científica del Almirante Dumont D’urville a bordo del Astrolabe, con la melancolía de Stevenson, quien asiste a la demolición del que tal vez fuera el último paraíso natural poblado por hombres libres tras la llegada del hombre blanco.

La característica principal que une a todos estos textos es que al ser opuestos, se complementan, de manera que el lector tiene una visión mucho más amplia de un tiempo y un espacio.  Las posiciones de cada uno de los autores, sus recelos, sus miedos, sus asombros y sus propios descubrimientos, ofrecen un caleidoscopio de imágenes cuya superposición aporta una idea infinita del viaje en un momento en que el mundo ha roto con las fronteras físicas al tiempo que construye fronteras ideológicas cargadas de prejuicios y lugares comunes.

La lectura de estos libros permite que el viajero moderno comprenda cómo es –y sobre todo cómo fue- el destino al que se dirigen y descubran que debajo de lo aparente, de la información ya masticada que ofrecen las guías de viaje modernas, subyace un alma y un espíritu que el tiempo no ha podido borrar y que aparecerá en una esquina, en un gesto, en un paisaje.

Una colección que aspira a desterrar prejuicios y que anima al viajero no a trasladarse como una masa desconocedora de las raíces de los lugares que van a visitar, sino a profundizar y a entender su historia, su geografía y sus costumbres, narrada por grandes autores que estuvieron allí antes que ellos.  Porque el viaje es siempre un viaje interior.  Porque el viaje es también una forma de autoconocimiento.  Porque el viaje hará que quien regresa ya no podrá volver a ser el mismo que el que lo inició.

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